Por Publicado el: 30/09/20222,2 de lectura mínima

El escenario de incertidumbre y la presión al alza en los costes de los suministros energéticos o las materias primas, están augurando un invierno complicado para la economía, y en particular para algunas empresas. Contracción de resultados, operaciones de venta de activos, cierre de factorías, o despidos colectivos, son algunas de las situaciones más habituales que afrontan las empresas en momento de crisis.

Además de las financieras y de negocio, las reestructuraciones de personal o despidos colectivos, son unas de las situaciones más delicadas, sobre todo cuando la empresa es una empresa cotizada, pero también cuando no está en el parquet.

Las empresas obligadas a afrontar un despido colectivo ven afectada su reputación negativamente de forma inmediata, independientemente de lo justificada que pueda estar dicha medida, por eso la comunicación corporativa es fundamental para ayudar a minimizar los daños y evitar especulaciones.

La gestión de la comunicación en estos casos debe de estar  coordinada con los departamentos financiero y corporativo de la compañía, y transcurrir en paralelo a las negociaciones con los sindicatos. Unas negociaciones muy sensibles en las que caben filtraciones que debemos contrarrestar, adelantando en lo posible las razones de la posición de la empresa. El relato y la narrativa de las empresas en los conflictos laborales debe ser transparente y generar un clima de confianza.

Ante situaciones de reestructuración, las empresas deben explicar el marco de su nuevo plan de viabilidad, aportando los detalles que demuestren su compromiso para asegurar un futuro sostenible y un crecimiento rentable del negocio. A su vez, la colaboración con los sindicatos y las facilidades que se puedan proponer (salidas voluntarias, recolocaciones) son cuestiones que deben ponerse en valor con una adecuada comunicación. La empresa debe mostrar conocimiento de la situación y debe poder ser receptiva de las críticas y manifestarse abierta a resolver todos los problemas.

 

Una mala comunicación en situaciones de ajuste y respuesta a momentos de crisis puede agravar los problemas o entorpecer la salida de ellos. La falta de transparencia, descoordinación o la falta de iniciativa para mantener un discurso coherente y persistente provoca desconfianza y multiplica las especulaciones. Una de las formas de mantener la calma es contando con un plan de contingencia que permita tener las herramientas necesarias para accionar cuando esta situación llegue. Contar con un equipo profesional de comunicación corporativa y reputación permitirá conducir de la mejor manera todas las acciones necesarias para contener la crisis y reducir su impacto.